marzo 13

Videoconferencia: Epistemología de la violación 

Miriam Jerade Dana
Universidad Adolfo Ibañez, Chile

RESEÑA

Licenciada en Filosofía por la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, maestra en Filosofía por la Universidad de París X (Nanterre) y doctora en Filosofía por la Sorbona de París (Paris IV) con una tesis sobre la violencia en la deconstrucción de Jacques Derrida. Es profesora asociada C de tiempo completo adscrita al Colegio de Filosofía de la Facultad de Filosofía y Letras y miembro del Sistema Nacional de Investigadores nivel I. Durante el año 2015 obtuvo un contrato de investigación en el Katz Center for Advanced Judaic Studies de la University of Pennsylvania donde trabajó sobre la crítica a la soberanía en Rosenzweig y Derrida.


RESUMEN

Es evidente que el sujeto se construye a través de la experiencia. Hay experiencias históricas y culturales en la vida. En ocasiones un trauma en el cuerpo termina siendo de doble filo, y se puede ver a las víctimas desde un punto objetivo, además de que existe un problema de credibilidad: ¿por qué no les creemos a las víctimas?, ¿cómo entender la experiencia de una violación?

En este trabajo se cuestiona esencialmente la epistemología analítica, es decir, se aborda la manera de entender cuál es el estatuto epistemológico en la violación. Además de esto, se habla del testimonio y de la economía de la credibilidad, con la que surgen interrogantes, por ejemplo, ¿cuáles son los prejuicios que se sesgan? La mayoría de las veces, la violación se comprende como una experiencia dolorosa, pero que no destruye la subjetividad, es decir, no se percibe como una experiencia de daño moral.

Es un error pensar que la violencia sexual tiene sólo que ver con la violencia física, ya que también tiene que ver con un daño a la subjetividad, con un daño hacia nuestra propia voluntad: hay un daño moral. Como bien lo ha manejado la fenomenología, existe una relación intrínseca entre la posibilidad de tener experiencia y la de dotarla de sentido; por otra parte, también coexiste una relación intrínseca entre las herramientas que tenemos como sujetos para dotar de experiencia ese sentido, y la manera de poder comprender a la violencia.

En ciertas ocasiones, las víctimas no nos son empáticas, y eso hace que no queramos escuchar. Socialmente, debemos abrirnos a la escucha para dar mayor crédito a las víctimas. Se debe restablecer una cierta confianza en el mundo. Para poder contar, se necesita que deba haber una audiencia que quiera escuchar.